Tuesday, June 15, 2010

Ni todo son rosas, ni todo son espinas

Cuando observamos una rosa, por lo general nos concentramos en la belleza de la flor. Pocas veces apreciamos también sus espinas. Es más, no dudamos un segundo en quitárselas. Pero si observamos con atención, las espinas tienen igualmente una belleza muy particular. Seguramente no tan obvia y tan llamativa como la flor, pero no menos impresionante si pensamos en como la planta ha evolucionado y desarrollado un mecanismo de defensa como ese.

Creo que tenemos una estructura mental comúnmente dualista. O algo es bueno, o es malo, blanco o negro, bonito o feo, aceptable o inadmisible.
Tenemos un sistema de clasificación que si bien puede ser eficiente, puede limitar la naturaleza real de las cosas al forzarlas a entrar en una de las dos categorías.

De lo anterior tengo una confesión que hacer. Por mucho tiempo vi sólo la flor en las relaciones interpersonales, incluyendo claro está las relaciones amorosas. Pensaba que los problemas, los disgustos, las diferencias, los malentendidos y a veces hasta el sufrimiento eran algo que había que evitar y desechar como las espinas de la rosa.

El tiempo me ha enseñado que si bien uno puede tener preferencias por algún extremo de nuestro método bipolar, lo verdaderamente importante es el conjunto, el todo.
Qué sería del día sin su noche, de la vida sin la muerte y del yin sin el yan?
Todo es importante por que un extremo valida al otro. Y en las relaciones interpersonales, las diferencias son lo que verdaderamente crea el acervo del que gozamos como humanidad. Todas esas espinas son lo que nos empuja a crecer, a ser mejores, a evolucionar y también, a apreciar la flor.

De modo que hoy celebro haber desechado el cuento de hadas y haber empezado una vida más rica y abundante, más completa. Aceptar el todo con actitud de humildad y perseverancia, tomando lo que venga como una oportunidad más de ser mejor, dulce o amargo, pero siempre benéfico. En uno radica el poder de transformar lo que la vida nos pone en frente y hacer lo mejor de ello.

Gracias a la vida y a todos mis semejantes por lo que comparten conmigo, sea lo que sea, por ese alimento que me hace ser mejor cada día.

Monday, June 14, 2010

Evasión

Sorprendo constantemente a mi mente en sus ágiles y astutos juegos de evasión. Sin embargo, son tantas las formas que tiene uno de escaparse de las situaciones y los pensamientos que se torna imposible identificarlas todas.
Hay maneras perfectamente aceptables por uno y la sociedad, otras que parecen sanas y positivas, otras que parecieran casi inofensivas y otras tantas señaladas y severamente juzgadas. Pero como dijo alguien hace dos mil años: “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.”

Pero de qué nos escondemos? Por qué nos saturamos de trabajo, ejercicio, eventos sociales, dogmas, compras y más compras, fármacos, drogas, críticas, televisión, novelas, ruido, sueño, música, etc.? Nos volvemos refugiados de aquello que mejor nos cuadre y más nos aleje de eso que no queremos ver: nuestros propios miedos.

Pero en mi experiencia no importa donde te escondas, tus miedos siempre te encuentran.
Mientras tanto buscamos evadirnos y autoconvencernos de que somos inmortales y tenemos la certeza del mañana. Pensamos que con el dios que elegimos, el dinero que acumulamos, las amistades que tenemos, la colonia donde vivimos, nuestros hábitos sanos, nuestros avances tecnológicos, el coche que manejamos, la pareja que amamos, y un sin fin mas de opciones van a librarnos de toparnos algún día con la infelicidad, con nuestros miedos y con nuestra inevitable muerte.

Francamente no creo que la receta esté en esas mil y un formas de evadirnos, y mucho menos la felicidad auténtica y el antídoto de nuestros miedos y sufrimientos.
Eso sólo se encuentra dentro de uno, ese inmenso pozo sin fondo que nos rehusamos a ver. Mientras no entendamos que la vida es incierta y que lo único certero es que un día habremos de morir, seguiremos viviendo en la sombra, asustados y esclavizados por las cadenas de nuestro miedo a lo inevitable.

Así que pienso, si de lo único que puedo estar completamente seguro es de que algún día habré de morir, entonces por qué dejo que se me vaya el poco tiempo que pueda tener en cosas y situaciones que en realidad no importan?
Me pregunto si tuviera la oportunidad de saber cómo y cuándo moriré, la tomaría? Seguramente sería una cruz difícil de cargar, pero creo también que al tener ese conocimiento sabría todas las otras tantas maneras y cosas que no van a matarme. Tal vez viviría libre! Mientras, trato de hacerme el hábito de pensar que de esta noche no habré de despertar.

Como decía el buen Antonio Aguilar, y como muestra de que la sabiduría se encuentra hasta en lugares muy modestos como un corrido ranchero:

“Lo que pasó en esta vida, nomas el recuerdo queda. Ya muerto voy a llevarme nomas un puño de tierra”

Friday, June 11, 2010

Sobre las falsas expectativas

En estos días he estado trabajando con intensidad en encontrar la raíz última de los sentimientos que experimento en esto que denominamos el estar vivo. En estas meditaciones de profundidad he podido tocar tiempos y experiencias remotas. Tan remotas que podría decir con gran júbilo que en varios casos he llegado a tocar aquellos tiempos en que se empezó a conformar mi personalidad.
Es como llegar al centro del “sistema operativo” de nuestro ser, donde se encuentran todos los “comandos” con lo que aprendemos a interactuar con el mundo y reaccionar a los impulsos que experimentamos en nuestra vida.
Lo más interesante de esto es que me ha permitido entender por qué siento lo que siento y por qué reacciono y actúo de las maneras en que lo hago. Y con esta gran herramienta he podido percibir e identificar situaciones actuales que me detonan sentimientos de respuesta aprendidos. Muchos de estos son ya casi instintivos y se detonan instantáneamente como medida de protección. Pero dichos sentimientos en realidad sólo cubren heridas de antaño. Son totalmente experienciales, pero muy rara vez son fieles al momento presente.
Es decir, son reacciones basadas en situaciones pasadas que en general distan de la situación actual. Es como traer una experiencia de antaño imponiéndola a otros actores tan distintos a los anteriores aquí y ahora. Y esta receta hace que nos ciclemos haciendo las mismas cosas y en consecuencia obteniendo los mismos resultados.
Así pues, me condeno a mi mismo a nadar en círculo. Difícil evolucionar sin romper lo anterior. De igual forma entre más se prolongue lo anterior, más difícil se torna salir de ésta. Al punto en que podemos sufrir de ceguera y amnesia, y llegar a creer que así es, siempre ha sido y siempre será.
De modo que cada día que insisto en salir del círculo me percato de la gran cantidad de tiempo de vida que paso en el pasado, que dedico a cegarme y no ver la realidad presente, y que se me va en falsas expectativas.
Espero que los nuevos actores que incorporo a mi vida la cambien y mejoren, creando un presente mejor y además me aseguren un futuro pleno y seguro.
Que gran ilusión! A veces tan convincente, a veces tan invisible. Pero cada día crezco. Cada día abro los ojos. Cada día me conozco más. Y me refiero a conocerme realmente, haciéndome íntegramente responsable de mi vida, de eso que llamaba mi suerte y mi destino, de mi felicidad y mi tristeza. Y sabes algo? Está cabrón!
Es como ser Atlas y soportar el mundo a cuestas. No hay responsables, no hay tutores ni guías, no hay Dios. Se está completamente solo.
Pero si hay cielos infinitos, aires de libertad, fronteras imposibles que se cruzan y límites que se rebasan. Si hay verdad!

Hacer el tiempo

Me cuesta trabajo tolerar la expresión de “no tengo tiempo”.
Francamente se me hace una excusa muy tonta, pero socialmente aceptada. Creo que inclusive cuando la usamos hasta nos la creemos. Y es que es simple, no tenemos tiempo, nosotros lo hacemos.
Pero para decidir hacer tiempo creo que sólo hace falta voluntad.
Lo más difícil es no interpretar de manera personal el “no tengo tiempo”como un “no quiero”, “no tengo ganas” o “no me interesa”. Eso es un tanto más doloroso. Supongo que de ahí el origen de esta excusa.
Últimamente no me he hecho el tiempo para escribir. No por falta de ideas, de hecho es todo lo contrario. Suceden tantos cambios en estos momentos de mi vida que apenas puedo mantener mi atención en foco sobre el presente.
Pero aquí vamos…