Declaración de independencia

Estos últimos meses han sido complejos. He trabajado arduamente en poner mi cabeza y mis sentimientos en orden y estoy comprometido con todas mis fuerzas en lograr el cambio que quiero. Sin embargo, en este proceso ha sido muy doloroso darme cuenta de que me he abandonado sin percatarme. Deje de escucharme durante los últimos meses por tratar de escuchar a todo mundo. Siento que me traicioné y ahora pago las consecuencias de no haber seguido a mi corazón.

Nunca me ha fallado, y conforme pasa el tiempo mi intuición me ha demostrado ser mi mejor herramienta. Es la brújula más precisa de mi vida…y estos últimos meses la ignoré. En parte por delegar mis decisiones a otros, por acobardarme, por no comprometer mi confort, por temer al cambio y por temer a la perdida terminé perdido.

Dura lección que me tocó vivir, pero que no olvidaré.

Caemos para aprender a levantarnos y hoy escribo estas letras para recordármelas siempre:

- Conócete a ti mismo

- Siempre cumple tus compromisos

- Respeta a todos

- Mantén fuertes convicciones que no puedan ser alteradas por las circunstancias

- No te hagas enemigo de ti mismo

- Vive sin lamentaciones

- No te aferres al pasado

- Nunca rompas tus promesas

- No dependas de otras personas

- No hables mal de otros

- No tengas temor a nada

- Respeta la opinión de otros

- Ten compasión y comprensión de todos

- No seas impetuoso

- Aún a las cosas pequeñas se les debe poner atención

- Nunca olvides ser apreciativo

- Haz un esfuerzo desesperado

- Ten un plan para tu vida

- Nunca pierdas tu espíritu de niño

Engranes de reloj

Los Mayas fueron grandes observadores de los ciclos que rigen al universo, a la naturaleza y al hombre. Según entiendo, más que considerar al tiempo como una cuestión lineal, lo percibían como espirales. Lograron medir con precisión los periodos agrícolas, las fases astrológicas, el periodo de gestación humana y muchos más.

Yo tengo la impresión que entre más nos modernizamos, más nos hemos alejado de la naturaleza y en consecuencia hemos perdido mucha de la percepción de estos ciclos.

Claro está que no tiene relevancia alguna en nuestra vida diaria saber cuando es momento de sembrar maíz si con sólo ir al súper vamos a encontrar hasta kiwis neozelandeses.

Sin embargo hay otros ciclos que nos rigen de una manera tan fuerte que es imposible pasarlos por alto. Inclusive las mujeres tienen que lidiar con uno cada 28 días.

En base a lo anterior hago la reflexión de que tal vez todo se rige por ciclos. Inclusive algunas cosas que consideramos que son caóticas.

Concretamente he estado observando con detenimiento muchos de los acontecimientos que se han venido desarrollando a lo largo de este año dentro de mi vida y de la de mis seres más cercanos. Me resulta impresionante ver la cantidad de decisiones y sucesos profundamente revolucionarios que muchos estamos viviendo o estamos por empezar a vivir. Es como si mis grandes aliados y yo hemos encontrado un nuevo camino, uno muy personal y auténtico y ahora empezamos a recorrerlo. Todos los esfuerzos e historias de los años anteriores hoy se transforman en el inicio de un ciclo de trascendencia y sobretodo de algo que parece ser el más autentico propósito de la existencia de cada uno de los que tengo en el pensamiento al escribir esto.

No sé si haya un cambio de conciencia colectiva, si es simplemente que todos nosotros hemos llegado a una edad donde por naturaleza sucede lo que ahora, o si es simple coincidencia. Sólo sé que la mayoría de mi gente y yo estamos más comprometidos hoy que nunca en buscar nuestro verdadero ser, nuestra verdadera felicidad y nuestro verdadero camino. Inclusive aquellos que no logran verlo aún, están luchando fuertemente por llegar allí.

Es claro que no es ni será fácil, y me preocupan un par de hermanos que hoy libran una lucha encarnizada con ellos mismos por encontrar lo anterior. Sin embargo confío en que lo que no nos mata nos hace más fuertes, y pido por mí y por todos y cada uno de ellos, por que todos encontremos eso que estamos buscando y logremos esta transición rumbo a la plenitud que anhelamos.

“Somos hombres y nuestra suerte es aprender y ser arrojados a mundos nuevos, inconcebibles.”

Don Juan

Declaración anual

Coincidentemente mi cumpleaños llega en el mismo mes que Hacienda solicita la declaración anual. De la misma manera, aprovecho para hacer un recuento de lo vivido y sacar un balance.

Siendo francos, puedo decir con orgullo que siempre he salido con saldo a favor en mis 29 años. Sin duda ha habido tiempos más complejos que otros, pero en retrospectiva puedo afirmar que he crecido y cambiado mucho a partir de sacar provecho de las distintas situaciones. Hoy por hoy al ver lo que he hecho de mí puedo decir que he sido fiel a mis ideales y que soy eso que he imaginado para mí a estas alturas.

Siempre he dicho que me gustaría vivir 99 años. Ya más cercano a los 30 prácticamente he consumido un tercio de mi vida y aún hay tanto por hacer.

Este último año, tan único como los anteriores, ha tenido un par de distintivos que lo hacen ya memorable. No sé como explicarlo pero de alguna manera intuitiva mi aniversario 28 ha representado el final de una era, la cual cierro con broche de oro.

Me resulta muy complejo explicarlo, pero puedo afirmar que soy una persona muy distinta a la que era hace 365 días. Mi manera de ver el mundo, de sentirlo y de vivirlo se han transformado. Mi visión, mi mente, mis pensamientos y mi espíritu se han vuelto más agudos. Poco a poco empiezo a ver, sentir y experimentar cosas más sutiles y delicadas. Otra cosa muy importante es que he empezado a hacer las paces con mi muerte, quien ahora de vez en cuando viene a sentarse a mi lado para aconsejarme y guiarme. Sin duda mis decisiones se han vuelto más estratégicas y estás las he podido avalar abrazando la consecuencia de cada una de ellas.

He vencido mil demonios y me he desprendido de mil fantasmas, pero aún me quedan muchas batallas que librar en mi intento por dejar de ser un guerrero y poder algún día ser un hombre sabio.

Sin embargo, este año también he tenido la suerte de encontrar algo, o mejor dicho a alguien que he estado esperando toda mi vida. Está claro que la paciencia tiene su recompensa y finalmente después de muchos años, mi amor platónico, mi compañera de vida ha llegado a mi lado.

La vida también me ha dado la bendición de poder llegar a estas alturas con una salud impecable. También con una gran riqueza conformada de muchos extraordinarios familiares y amigos, un sin fin de historias y aventuras, otro tanto de maestros y aprendizajes y muchos sueños y metas cumplidas. Y esto es sólo el principio.

Ahora mis 29 serán una época de muchos cambios y reestructuraciones. Una época de consolidar muchos sueños e ideas. Un tiempo de reinventarme y apuntar mi brújula a nuevos destinos, muchos de ellos más allá de los confines de mi imaginación.

Todo lo anterior con la única finalidad de servir a mi prójimo y a la vida.

Jinetes de Dragones

Hace unos días tuve la oportunidad de emprender una aventura extraordinaria acompañado de uno de los seres que más quiero en este mundo, mi primo y hermano del alma. Nos dirigimos a un pueblo paradisíaco donde habita otro de mis más grandes aliados y hermano en este camino de la vida.

Sobra decir el gusto que siempre me da encontrarme con este gran guerrero, quien nunca tiene reparos en hacer cualquier cosa por recibirme como rey.

El principal pretexto para este viaje fue el aprender a volar con dragones deslizándonos sobre los reinos de Poseidón. Sin embargo, más que una lección de vuelo y de control de los elementos, fue una gran enseñanza de vida.

Tuvimos oportunidad de convivir con las tribus de los Jinetes de Dragones y aprender mucho de ellos y de su muy particular estilo de vida. Sin duda lo que más me impresionó fue la entrega que tienen por esta pasión del vuelo. Provenientes de diferentes lugares del mundo, en este lugar han encontrado su paraíso y se han entregado sin reservas a vivir su vida bajo sus propias reglas. Pocas veces he visto tanta pasión como la que tienen estos hombres y mujeres.

Me cuestiono sobre cómo vivo mi vida. Cuántas cosas hago con verdadera y profunda pasión y cuantas otras son simple inercia. Cuánto me entrego a lograr mis sueños y cómo lidio con mis temores.

Definitivamente la libertad es algo que se construye y se gana. Y creo que muchas de las llaves para llegar a esta se encuentran en la simplicidad que se torna en paz y alegría.

Hay que sentir para estar vivos y para podernos mover con libertad. Hay que sentir lo que pensamos, lo que decimos, a la gente con quien convivimos, el lugar donde habitamos, los elementos… en todos ellos se encuentra la belleza de la vida. Y donde más sintamos esa vibración, creo que es donde, como y con quien debemos estar. Esto es sin duda el viento que debe dirigir al dragón de nuestra intuición, que siempre sabrá llevarnos al mar de nuestra libertad.

Gracias Andrés, Yuca y a los Jinetes de Dragones!

El Perdón

Habiendo tenido una gran influencia católica en mi formación me fue muy común escuchar el tema del perdón. La verdad es que durante muchos años me revelé contra la religión y cuestioné todo cuanto pude de ella. Hoy día desde una nueva perspectiva y tras mis diferentes experiencias vuelvo a cuestionarme muchas cosas. Me doy cuenta que como ha tenido graves errores, la fe cristiana también ha tenido grandes aciertos.

Supongo que todo dependerá del cristal con que se mire.

Concretamente en el tema del perdón he replanteado algunas de mis ideas, y creo que después de todo, las enseñanzas de Jesucristo tienen mucho sentido.

En mi experiencia, perdonar ha dejado de ser un acto de condescendencia y se ha vuelto un acto de amor propio. Es decir, cuando perdonamos nos estamos haciendo a nosotros mismos un gran regalo. Dejamos de cargar un gran peso y podemos volver a fluir de manera positiva en la vida. Sanamos heridas para continuar nuestro camino.

Creo que nuestra incapacidad de perdonar radica en un sentimiento de frustración de querer cambiar el pasado y nunca poder hacerlo. De algún modo nos estancamos en un momento que ya no existe y lo arrastramos al presente e inclusive al futuro como una manzana podrida que va contaminando el hoy y el mañana.

Recuerdo cuando era un niño, podía tener la peor pelea con cualquier amigo o familiar, llorar, decir cosas agresivas, hacer berrinche y hasta romper un par de cosas. Sin embargo al cabo de un rato todo eso se quedaba atrás, y esa persona con la que me había enojado volvía a ser ese entrañable compañero de sonrisas.

Qué cambió pues desde entonces? Por qué ahora me cuesta más trabajo perdonar?

Estoy consciente que a veces esta situación me supera. Cuando creo haber dejado atrás algo que me molestó, vuelvo a echarlo en cara para culpar al otro de mis acciones, de mis sentimientos defensivos y seguramente de mi infelicidad.

Pero por qué este juego tonto y sin sentido?

Yo soy yo y soy responsable de mí y de mi felicidad. Nadie mas lo es! Entonces al no perdonar estoy delegando mi responsabilidad al otro? Me vuelvo un mártir y escojo un verdugo?

Ahora, cuando uno es verdaderamente maduro y responsable de si mismo, será que no se le puede ofender? Por que para ofenderse, hay que otorgarle al otro el poder de ofendernos. Es decir, tenemos que comprarle sus insultos y creer en lo que esa persona pueda decir. De algún modo tal vez le estamos delegando nuestra responsabilidad de ser felices y lo hacemos responsable de nuestra infelicidad. Le damos algo que no se nos puede arrebatar.

Tal vez Jesucristo a eso se refería al decir que hay que poner la otra mejilla. Por que era un hombre maduro, responsable y único dueño de su felicidad. Nadie podía arrebatarle nada y seguramente sentía una profunda compasión por aquel individuo incapaz de hacerse responsable de su felicidad y que prefiere culpar a otros de su desdicha.

No sé si mi interpretación y perspectiva del perdón sean correctas y objetivas. Lo que si sé es que entre mayor es mi capacidad de perdonar y soltar el pasado, más feliz soy aquí y ahora.