Wednesday, October 5, 2011

breve

Llego a casa y me encuentro una visita inesperada. La verdad es que nunca lo había visto, sólo lo había escuchado. Pero no me tomo ni un segundo saber que era él. Había llegado demasiado temprano a su última cita.
No sé, la primera vez que lo escuché, me doy cuenta que sembró una emoción en mí más allá de lo que yo había hecho evidente. Hoy me doy cuenta, que tan sólo oírlo fue una gran noticia y contrapeso contra tantas muertes que se mencionan hoy en día.
Me dio ilusión en pensar que la vida se abre paso y que mientras ésta exista, habrá esperanza.
Llego hoy y lo encuentro muerto. Había sangre esparcida en un área grande, y por las heridas en su cuerpo, supongo que fue un perro el que lo mató.
Una muerte simplemente incitada por el instinto, y quién sabe, quizá hasta ganas de jugar.
Aquella primera vez que lo escuché era noche. Llevaba rato maullando. Se sentía dolor en sus tonos. Pensé que tal vez su madre pertenecía a algún hogar vecino. Hice la historia en mi cabeza de que tal vez sus dueños no se percataron que había estado preñada y que inclusive dio a luz.
El caso es que salí a buscarlo. Sólo pude ubicarlo dentro de un arbusto. A falta de linterna, no pude verlo con precisión. Tampoco tenía la intensión de sacarlo de ahí. Pensé que de hacerlo, tal vez su madre no lo encontraría o decidiría no amamantarlo más. Por lo menos he escuchado mucho ese rumor de que si uno manipula a ciertos cachorros, en ocasiones la madre al identificar un aroma ajeno, abandona al crío.
Así que sólo le deje un tazón con leche. Después de un rato los chillidos cesaron.
Al siguiente día, encontré el plato vacío y me sentí bien conmigo mismo. Era como si hubiera hecho algo de mucho significado, ayudar a la vida en su camino.
Hoy me revuelve el corazón ver que esa pequeña vida se esfumo tras pocos días de existencia.
Los niños veían con mucha curiosidad, pero el único que tenía que ocultar las lágrimas fui yo.
Pienso en el profundo amor que le tengo a la vida, en la maravillosa oportunidad que tenemos de experimentarla, y en lo afortunados que somos los que la tenemos o tuvimos.
Pero después de esto pienso también en que debo ser cuidadoso de no aferrarme a ella aún y con todo lo que la amo. Después de todo no está comprada y ya sabemos en que termina.
Así que qué sentir? Por lo menos, en los breves encuentros sonoros que tuve con esta criatura, me hizo pensar y sentir un par de cosas, incluyendo las que ahora plasmo, y lo agradezco.
Veo como algo más allá de la coincidencia el que haya venido a morir justamente en mi cochera. Me dio el gusto de verlo, aunque no fuera ya en vida.
De algún modo, este pequeño ser y su breve existencia me tienen en este momento con el sentimiento a flor. Me duele que perdiera su vida, pero trato de ver más allá y comprender la vida y la muerte sin velos ni fantasías.

Amo mi vida aunque sea prestada

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